martes, 3 de mayo de 2016

12 de mayo, BEATO ÁLVARO DEL PORTILLO

Biografía del beato Álvaro del Portillo

Álvaro del Portillo nació en Madrid (España) el 11 de marzo de 1914, tercero de ocho hermanos, en una familia cristiana. Era Doctor Ingeniero de Caminos y Doctor en Filosofía y en Derecho Canónico. Su fiesta se celebra el 12 de mayo.

En 1935 se incorporó al Opus Dei, fundado por san Josemaría Escrivá de Balaguer el 2 de octubre de 1928. Vivió con fidelidad plena la vocación al Opus Dei, mediante la santificación del trabajo profesional y el cumplimiento de los deberes ordinarios, y desarrolló una amplísima actividad apostólica entre sus compañeros de estudio y con los colegas de trabajo.

Muy pronto se convirtió en la ayuda más firme de San Josemaría, y permaneció a su lado durante casi cuarenta años, como su colaborador más próximo.


El 25 de junio de 1944 fue ordenado sacerdote. Desde entonces se dedicó enteramente al ministerio pastoral, en servicio de los miembros del Opus Dei y de todas las almas.

En 1946 fijó su residencia en Roma, junto a San Josemaría. Su servicio infatigable a la Iglesia se manifestó, además, en la dedicación a los encargos que le confirió la Santa Sede como consultor de varios Dicasterios de la Curia Romana y, especialmente, mediante su activa participación en los trabajos del Concilio Vaticano II.

Primer sucesor de san Josemaría


El 15 de septiembre de 1975 fue elegido primer sucesor de San Josemaría. El 28 de noviembre de 1982, al erigir la Obra en Prelatura Personal, el Santo Padre Juan Pablo II le nombró Prelado del Opus Dei, y el 6 de enero de 1991 le confirió la ordenación episcopal.

Toda la labor de gobierno del Siervo de Dios se caracterizó por la fidelidad al Fundador y su mensaje, en un trabajo pastoral incansable para extender los apostolados de la Prelatura, en servicio de la Iglesia.

Su entrega al cumplimiento de la misión recibida, siguiendo las enseñanzas de San Josemaría, hundía sus raíces en un hondo sentido de la filiación divina, fruto de la acción del Espíritu Santo, que le llevaba a buscar la identificación con Cristo en un abandono confiado a la voluntad de Dios Padre, constantemente alimentado por la oración, la Eucaristía y una tierna devoción a la Santísima Virgen.

Su amor a la Iglesia se manifestaba por su profunda comunión con el Papa y los Obispos. Su caridad con todos, la solicitud infatigable por sus hijas e hijos en el Opus Dei, la humildad, la prudencia y la fortaleza, la alegría y la sencillez, el olvido de sí y el ardiente afán de ganar almas para Cristo, reflejado también en el lema episcopal —Regnare Christum volumus!—, junto con la bondad, la serenidad y el buen humor que irradiaba su persona, son rasgos que componen el retrato de su alma.

En la madrugada del 23 de marzo de 1994, pocas horas después de regresar de una peregrinación a Tierra Santa, donde había seguido con intensa piedad los pasos terrenos de Jesús, desde Nazaret al Santo Sepulcro, el Señor llamó a Sí a este siervo suyo bueno y fiel. La mañana precedente había celebrado su última Misa en el Cenáculo de Jerusalén.

El mismo día 23 de marzo, el Santo Padre Juan Pablo II acudió a rezar ante sus restos mortales, que ahora reposan en la Cripta de la Iglesia Prelaticia de Santa María de la Paz —viale Bruno Buozzi, 75, Roma—, continuamente acompañados por la oración y el cariño de los fieles del Opus Dei y de millares de personas.

Fue beatificado en Madrid el 27 de septiembre de 2014. Su fiesta se celebra el 12 de mayo.


Biografía del Beato Álvaro del Portillo

CAPÍTULO II

Instaurar el Reino de Dios, por Jesucristo, en el Espíritu Santo

Se abre el capítulo segundo con otras dos expresiones características del Fundador
del Opus Dei, que don Álvaro ilustra ampliamente. En la primera se afirma que, para
dar a Dios toda la gloria, es preciso poner a Cristo en la cumbre de las actividades
humanas: Regnáre Christum vólumus! Son palabras que Mons. del Portillo escogió
como lema de su escudo episcopal, al ser consagrado obispo por el Papa Juan Pablo II.
Y se llega al reinado efectivo de Cristo sólo caminando en el seno de la Iglesia, bajo el
impulso del Espíritu Santo. De ahí la otra expresión fundacional de san Josemaría, que
los textos de don Álvaro desarrollan en este capítulo: omnes cum Petro ad Iesum per
Maríam, todos hemos de ir, con Pedro, a Jesús por María. En este contexto se sitúan
sus enseñanzas sobre los sacramentos y sobre el alma sacerdotal de todos los
cristianos, fruto del Bautismo, que nos procura la identificación con Cristo bajo la
acción del Espíritu Santo, con la intercesión de la Santísima Virgen.

Omnes cum Petro. La Iglesia hace presente el Reino en la tierra

44 El Romano Pontífice es el fundamento del edificio espiritual de la Iglesia. Y las
puertas del infierno —aseguró el Señor— no prevalecerán contra ella (Mt 16, 18). La

barca de Pedro, tantas veces azotada por los vientos y las tempestades, no puede

hundirse porque Jesucristo va en ella. La nave de Pedro es la de Jesús, el Hijo de Dios

vivo. Y nosotros hemos de servir a la Iglesia Santa con toda nuestra alma (...), porque

Cristo nos ha llamado para que ayudemos a la edificación de su Iglesia. Esa

construcción la lleva adelante el Señor con la correspondencia y la colaboración de

todos los cristianos, pero es Jesucristo quien acrecienta constantemente su Cuerpo

místico, su Pueblo elegido. Vamos a decirle al Señor que sí, que queremos ser fieles. Esta lealtad nos llevará a no separarnos del cimiento, de Pedro, porque entonces el templo de Dios que es cada uno de nosotros se arruinaría. Es imprescindible la unión con la Persona y el Magisterio del Romano Pontífice, Sucesor de san Pedro y Vicario de Cristo en la tierra. Por eso en el Opus Dei amamos al Papa, sea quien sea, y nos gusta manifestarle cariño humano y sobrenatural. Permanecer unidos al Papa es el único modo de ser fieles a las palabras de Nuestro Señor, que ha asegurado: super hanc petram ædificábo Ecclésiam meam. Es Cristo quien edifica la Iglesia —y nosotros con Él— por medio del Espíritu Santo, pero sobre el fundamento que Él mismo ha puesto. No hay más camino que actuar siempre cum Petro et sub Petro, en unión con el Papa y sujetos a su autoridad.
Homilía en un aniversario de la dedicación de la iglesia prelaticia.
Roma, iglesia prelaticia de Santa María de la Paz, 2-V-1988.
Publicado en “Romana” IV (1988) 101.

CAPÍTULO III

El desarrollo de la vida cristiana

Este capítulo, de corte específicamente espiritual, muestra el desarrollo de la vida
cristiana, que se edifica sobre la base de las virtudes humanas elevadas por la gracia al
plano sobrenatural. En este cuadro, destacan los puntos esenciales del mensaje de san
Josemaría dirigido a todos los cristianos, que don Álvaro desarrolla con su personal
estilo: la filiación divina en Cristo como fundamento de la vida sobrenatural; la
humildad, base de todas las virtudes; el desarrollo de la vida cristiana sobre esa base,
mediante el ejercicio de las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad.
La fe, fundamento de la existencia cristiana
109 «La fe, bajo la guía del Espíritu, nos introduce a una visión atinada y
exacta del misterio de Dios y del misterio del hombre; del misterio de Dios operante
en la historia del hombre. Nadie como el cristiano tiene acceso a la verdad completa
sobre el hombre, porque Cristo “revela plenamente el hombre al hombre mismo”»
(RH 10). La fe, bajo la guía del Espíritu, nos enseña el fin sobrenatural de la
criatura humana, el amor de predilección de que Dios la ha hecho objeto, la
dignidad excelsa a la que ha sido elevada; nos descubre —colmo del amor— el
anonadamiento del Dios hecho Hombre, que se abaja y se entrega para redimir al
hombre de la postración del pecado; nos muestra la intimidad de un Dios que se
prodiga en cuidados paternos para que todos los hombres se salven y vengan al
conocimiento de la verdad (1 Tm 2, 4); nos señala esa ley escrita por Dios mismo en
los corazones (cfr. GS 16), que empuja hacia el abrazo del Padre, hacia la felicidad
terrena y eterna.

Homilía en la inauguración del año académico de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz,
Roma, Basílica de San Apolinar, 15-X-1986.
Publicado en “Romana” II (1986) 274.

BIBLIOGRAFÍA


COMO SAL Y COMO LUZ

Mons. Álvaro del Portillo
Hugo de Azevedo
Biografías
Colección Testimonios
Edición 5ª, septiembre 2013
Páginas 304
Formato 21,5 x 13,5
Encuadernado Rústica con solapas
Idioma Español
ISBN 978-84-9840-723-5
Editorial Palabra


Escritos sobre el sacerdocio
Álvaro del Portillo
Espiritualidad
Colección Estudios Palabra
Edición 6ª, enero 1991
Páginas 208
Formato 21,5 x 13,5
Encuadernado Tela
Idioma Español
ISBN 978-84-7118-721-5
Editorial Palabra

FILMOGRAFÍA





Oración







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